EFE.- Las autoridades detuvieron este domingo en la ciudad de Cancún al colombiano Nelson Enrique Bautista Reatiga, alias “Poporro“, quien era el principal coordinador del tráfico de migrantes desde el país latinoamericano hacia Estados Unidos.
El general William René Salamanca aseguró en una conferencia de prensa que “Poporro” es “socio de los cárteles Jalisco Nueva Generación y Tijuana”, así como responsable del microtráfico en el departamento de Santander.
El hombre fue detenido en la madrugada del domingo en un exclusivo apartamento de Cancúny con ello “terminaron 18 años de actividad criminal de uno de los delincuentes más buscados por Colombia“.
Bautista fue deportado a Colombia y llegó al Aeropuerto Internacional El Dorado, de Bogotá, donde se hizo efectiva la orden de captura en su contra.
En la operación transnacional “Éxodo“, en la que fue detenido el criminal, participaron las autoridades de Colombia, México y Reino Unido.
“El éxito de la ‘Operación Éxodo’ es el resultado de una fluida cooperación internacional contra el crimen organizado”, añadió Salamanca.
Bautista Reatiga debe responder en Colombia por los delitos de asociación para delinquir; fabricación, tráfico y portación de armas de fuego o municiones; homicidio agravado; tentativa de homicidio agravado y tráfico; fabricación o portación de estupefacientes, y tráfico demigrantes.
Historial criminal
El “Poporro” comenzó a delinquir en 2006 en un grupo armado organizado, pero luego decidió crear su propia banda, denominada “Los del Sur“, que se dedicaba al tráfico, extorsión y asesinatos en el noreste de Colombia.
Luego entró al negocio del narcotráfico como proveedor y socio de los cárteles de Jalisco Nueva Generación y Tijuana.
En 2020 huyó a México “tras una guerra a muerte con alias ‘Pichi‘ por el control territorial del tráfico de estupefacientes en (los departamentos de) Santander y Norte de Santander, que dejó más de 30 muertos”.
Se estableció en Cancún, desde donde lideraba una red internacional de tráfico de migrantes que llegaban a Colombia provenientes de Venezuela, Perú, Chile, Ecuador y Panamá.
“Los contactaba a través de una docena de cuentas de WhatsApp, a nombre de ‘Don Antonio’, desde donde les ofrecía trasladarlos hasta la frontera con Estados Unidos por precios que oscilaban entre los 5 mil y 8 mil dólares”, agregó el oficial.
Los migrantes viajaban desde Bogotá a Cancún, desde donde eran llevados a los estados de Quintana Roo y Yucatán en camiones, autobuses y carros de servicio público en condiciones que “eran tan extremas que, durante el viaje, el cual duraba entre dos y tres días, tenían que soportar el hacinamiento” a temperaturas altas en el día y bajas en la noche.
Una vez que llegaban a Quintana Roo y Yucatán, permanecían allí entre tres y cuatro días, hasta completar un cupo limitado para continuar el viaje hacia Tijuana, en la frontera con Estados Unidos.
Allí “eran distribuidos a zonas rurales, en viviendas adecuadas para albergar a grupos de 20 a 30 personas, donde las preparaban para el último tramo del viaje, a pie, en pleno desierto”.
Estos migrantes también eran obligados “a transportar paquetes de 4 a 20 kilos de cocaína o a ingerir entre 20 y 80 cápsulas del alcaloide” hacia Estados Unidos.
“Una vez lograban cruzar la frontera, los delincuentes obligaban a los migrantes a grabar un video de agradecimiento a ‘Don Antonio’, como estrategia publicitaria para difundir en las redes sociales”, detalló Salamanca.