CIUDAD DE MÉXICO (AP) — México y once países más, entre ellos los principales expulsores de migrantes de la región como Venezuela, Cuba, Honduras o Haití, pidieron a los países receptores acabar con políticas “selectivas” que privilegian la entrada a determinadas nacionalidades, el levantamiento de sanciones unilaterales, renegociar las deudas soberanas y más desarrollo para los países de origen como vías para reducir los flujos migratorios en América.
La secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, Alicia Bárcena, encargada de leer el comunicado conjunto, agregó que los participantes se comprometieron a enfrentar la migración con un enfoque de derechos humanos y a que los flujos migratorios se gestionen conjuntamente entre países “de origen, tránsito, destino y retorno”.
Ojalá “no sea una reunión más de protocolo y de ceremonial sino que logremos establecer acuerdos muy específicos”, dijo por la noche el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus redes sociales. De momento, no los hubo.
México, que es país de origen, tránsito y destino, se comprometió a cooperar con sus socios en materia de petróleo, energía, salud, alimentación y con los programas sociales que ya ha implementado en varios países de donde siguen saliendo miles de personas.
Además, los participantes apostaron promover el comercio intrarregional, por ejemplo, mediante preferencias arancelarias y pidiendo a los países de destino la ampliación de vías para la emigración legal, con especial énfasis en la movilidad laboral.
En el comunicado conjunto hubo claros llamamientos a Estados Unidos —aunque a veces sin mencionarlo directamente—- como el de acabar con los privilegios para aceptar a migrantes de determinadas nacionalidades y que actúan como un efecto llamada, o el fin de las sanciones a Venezuela o Cuba.
Sin embargo, no quedó claro a qué se comprometían estos dos países para frenar las salidas de sus nacionales, que emigran tanto por problemas económicos, como políticos o de falta de libertades. El gobierno de Nicolás Maduro acaba de firmar un acuerdo con la oposición para avanzar hacia la celebración de elecciones el año que viene.
Según reconoció la propia canciller mexicana esta misma semana, 60.000 venezolanos entraron en México en septiembre, una cifra mensual con la que “es imposible para nosotros hacer una buena gestión”.
Maduro, sin embargo, negó que estuviera creciendo la salida de sus conciudadanos y en un breve mensaje a la prensa desde Palenque, incluso dijo que muchos ya estaban regresando, pese a todas las cifras de organizaciones internacionales que muestran lo contrario.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, que también lanzó un mensaje posterior, apostó por “superar la crisis climática y la pobreza que provoca” para reducir la migración y su canciller, Álvaro Leyva, anunció una visita a la selva del Darién, fronteriza con Panamá, para proponer nuevas iniciativas al respecto.
En lo que va del año, más de 420.000 personas han atravesado dicha selva, una cifra nunca vista.
México, Venezuela, Cuba, Honduras, Haití y Colombia estuvieron representadas por sus respectivos mandatarios, aunque se les vio poco en Palenque, la ciudad del estado fronterizo de Chiapas donde tuvo lugar el encuentro. También estuvieron representantes de Belice, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Panamá. El apoyo a Haití e instar al diálogo entre Washington y La Habana, fueron otros puntos del comunicado.
La cita tuvo lugar en medio de un creciente flujo migratorio por la región y dos semanas después de una reunión de alto nivel entre autoridades estadounidenses y mexicanas, y cuando ambos países están intensificando las deportaciones. Washington reanudó las devoluciones a Cuba en abril y a Venezuela esta semana. Bárcena dijo el martes en el Senado que ya se habían intensificado las repatriaciones a Cuba y Honduras, y se harían también a Venezuela.
Además, México anunció este fin de semana el endureciendo de las exigencias de visa para ciudadanos de muchos países de origen al exigir los visados incluso cuando los extranjeros solo aspiren a hacer una escala en un aeropuerto mexicano.
Mientras tenía lugar la reunión de Palenque, en otro punto de Chiapas, en la ciudad de Tapachula, casi en la frontera con Guatemala, algunos manifestantes protestaban para evidenciar las crisis políticas y la violencia que motivaron que huyeran de sus hogares.