Columna vertebral
Por Raul Vera
Todo estaba en su lugar, estratégicamente ubicado, tal como lo marca el viejo guion escrito por Plutarco Elías Calles, autor intelectual de nuestra tragicomedia democrática. Las porras espontáneas, los gritos de apoyo, el abrazo sudoroso, los besos que marca el labial del sector femenino del partido, ahora besos con equidad de género, que incluyen selfis, sino no existieron. Los espontáneos se arremolinan atrás de las vallas de seguridad, ordenados esperan la orden de su coordinador para empezar a saludar efusivos, para empezar a gritar hasta el desmayo; Adán, Adán Adán… Grito sinceros salidos desde el corazón del acarreo, movilización le llaman ahora.
Todos apoyan la filosofía y mirada firme del otrora tapado; ahora degradado a Corcholata, como el papel de Carmelita Salinas. Desde las delegaciones de Tenejapa, Chamula, San Juan Cancuc, no pueden faltar los parachicos, hasta los diputados y funcionarios uniformados con la guayabera heredera de Luis Echeverria y remodelada por Juan Sabines hijo. Todos quieren salir en la selfie y presumir cercanía con Adán, poco les faltó hacer el cantico católico “bendito el que viene en nombre del señor”.
Adán fue vestido con el traje de Tenejapa y estoy seguro que si lo hubieran sabido los que fueron de guayabera, hubieran comprado o rentado el traje regional, hay que estar a tono con el enviado del señor. Adán en su papel de secretario de gobernación defiende el discurso oficial de extender la presencia del ejército de las calles, en respuesta obtiene de los diputados; loas de apoyo, atrás quedó el discurso de la izquierda electoral “Chiapas no es cuartel, fuera ejército de él”.
La calle luce llena de espontáneos que corren de la puerta del estacionamiento del congreso local a la búsqueda del hombre con nombre prístino de santidad, que en ese momento cruza el nuevo zócalo, rumbo a palacio estatal. Corren con niños cargando, hombres con cartulinas mal escritas, lideres de colonia que fueron mandados a la puerta equivocada, por aquello de las dudas, pero no, el licenciado sabe decir Chiapas y no Chapas, es hombre de pueblo y sale por la puerta principal a saludar a los que le manifiestan su apoyo, como posible candidato del sur.
Al grito de López, López, López y Adán, Adán, Adán, un hombre vestido con el traje de Tenejapa que incluye un chuc de borrego y un calor de 50 º centígrados en su interior, camina sudoroso en medio de una multitud de desconocidos que ya lo quieren, apoyan y reproducen su propuesta política, la que por cierto nadie de ellos ha escuchado…. Unas horas antes quitaron una veintena de lonas en apoyo al secretario de gobernación y primer cuñado de Chiapas, lonas colocadas por oportunistas que de seguro querían opacar la espontaneidad del pueblo de Chiapas…