Abrazo con cariño a su esposa Mirna, su madre, hermanos e hijos.
“Tengo varios días de no saber de ti y supongo que sigues vivo, que sobrevives aún a pesar de tu polémico deseo por suicidarte. Sentí deseos de irte a buscar pero no lo consideré prudente pues no pretendo prolongar tampoco tu agonía y mucho menos hacer difícil tu vida. Hoy he entendido que no somos parientes y que ningún lazo sanguíneo nos une más que una amistad, afecto que quise cultivar a pesar de los coletazos que esto produce en muchas ocasiones por mis intromisiones a una vida que, según yo, vale mucho a pesar de lo que otros puedan pensar” (2016 de la carta a Omar Escamilla)
Si, siempre he dicho que esta vida no es fácil, eso no se nos prometió al llegar a este mundo. Esta vida es de contantes conquistas, de luchas diarias pero sobre todo, para ser felices. Omar Escamilla López, fue un profesional de la comunicación que llegó a la cima de la gloria gracias a su astucia, inteligencia y ese golpe de suerte que nunca está de más.
Su vida la llevó a una velocidad vertiginosa, que no le dio tiempo de administrar sus emociones ¡era un éxito arrollador!, su vida simplemente era envidiable para muchos porque sin proponérselo llegó a ser Director de Diario del Sur y el Heraldo de Chiapas.
Se convirtió en el director más más joven de Diario del Sur y sorprendió a todos cuando fue nombrado Director Regional de la OEM, así como Director Adjunto del Heraldo de Chiapas, ABC radio de Tuxtla Gutiérrez, y del mismo Diario del Sur y EXA FM.
Tuvo una vida profesional admirable, escaló de una manera tan rápida, así como conquistó a cuanta mujer deseaba y disfrutó de la buena mesa. Vivió en medio de una fiesta interminable rodeado de “amigos”; tenía una magia inexplicable y carisma tal especial que conquistaba todo…
En muchas ocasiones quiso “romper el mundo” como dice Herman Hesse, porque en muchas ocasiones quiso comenzar de nuevo, ser una criatura distinta pero luchaba contra “los amigos” que lo alababan y lo seducían. Luchaba contra esos que solo están a la hora de la fiesta y cuando el alquitrán y el vino es gratuito, pero luchaba…
Omar no tuvo límites, vivió al máximo su existencia, celebró porque se hizo grande siendo muy joven, al final y como nos ocurre a todos, en la acera de enfrente, un manojo de células cancerígenas lo estaban esperando para albergarse en su cuerpo.
Celebró su último cumpleaños y por supuesto, yo no fui requerido porque sabía que no estaba de acuerdo, yo no encajaba entre esos amigos que lo acompañaban solidariamente en cada fiesta, siempre fui duro con él, pero me faltó sabiduría y ese lado paternal para ayudarlo y rescatarlo del fondo.
Recuerdo que en el 2016 cuando me confió que ingresaría a una terapia, le indique que los más peligrosos serían “sus amigos”, porque invertirían todo por demostrarle que fuerza de voluntad y amor propio no había. Esos, son los que hoy deben estar rasgándose las vestiduras y llorando por él.
Hoy, la vida de Omar nos deja una lección a todos, la vida de Omar nos demuestra que somos criaturas débiles y que debemos respetar, ir con prudencia, conocer los limites pero sobre todo, a ser honestos con nosotros mismos, con los amigos y el mismo prójimo.
Omar es mi amigo, siempre lo admiré, respeté y quise rescatarlo, me dolía ver tanto éxito, tanto potencial desperdiciado, y él me respetaba porque sabía que cuando el agua llegaba al cuello era el único que le decía la verdad sin reservas.
La champaña para brindar y los honores del triunfo, hoy salen sobrando, porque el éxito y la muerte, tienen un sabor y dolor indescriptible. ¡Adiós Omar!
Soy Carlos Morán, y lo de hoy nos invita a reflexionar.