En lo que va de la actual administración federal, el Instituto Nacional de Migración (INM) de la Secretaría de Gobernación ha autorizado y entregado 49 mil 332 tarjetas de residente temporal de estudiante.
Durante el mes de diciembre de 2018 se entregaron 591 tarjetas; 2019, 13 mil 715; 2020, 11 mil 588; y 2021, 11 mil 617, mientras que de enero al 7 de septiembre de 2022 suman 11 mil 821.
Alfred Claudel, originario de Haití, es una de las personas que ha logrado estudiar en México, y el INM lo contrató como médico de la Estación Migratoria de Tampico, Tamaulipas.
Su historia con el instituto se remonta a hace 15 años cuando comenzó a prestar sus servicios de manera gratuita en esa misma estación para atender a las personas migrantes.
Llegó a México en 1996; sus padres, Alfred y Auralie, buscaron una universidad fuera de Haití para que su hijo tuviera un mejor futuro. Primero tenían la intención de mandarlo a España, pero cambiaron de parecer y buscaron opciones en México, donde a la edad de 24 años llegó a Tampico para inscribirse en la Universidad del Noreste (UNE).
Desde entonces comenzó a frecuentar al personal del INM por sus trámites migratorios como estudiante y en 2004 obtuvo la nacionalidad mexicana.
“Mi relación con el Instituto Nacional de Migración es una larga historia. Llegué hace 15 años para ayudar y atender gratuitamente a los pacientes. El instituto requería un médico y fue a través de la universidad que me mandaron a apoyar”, comentó.
Alfred Claudel, de 53 años de edad, recuerda tres momentos difíciles en su vida: el fallecimiento de su padre en 2002, de su madre en 2011, y un accidente automovilístico que tuvo, sin embargo, no dejó de brindar servicio al INM porque su mayor retribución es servir a las personas migrantes.
“Era 2002, iba a la clínica al servicio social y sufrí un accidente en el vehículo que me dejó la cadera fracturada. Recuerdo que era la Copa del Mundo, el día que México jugaba contra Italia y me sacaron del cuarto para entrar a quirófano y operarme de la cadera”, recordó.
Su tiempo de recuperación fue hasta diciembre del mismo año, lo que le impidió acudir al funeral de su padre en Estados Unidos donde radicaba. A partir que lo dieron de alta, continuó con las consultas en la estación migratoria y en su consultorio privado.
Después de 26 años de haber llegado a México, Alfred se siente satisfecho por lo que ha hecho, tanto en lo personal como en lo social. “México me abrió la puerta y me quedo en México porque es mi casa, me siento más mexicano que muchos mexicanos. Tengo tanto tiempo viviendo aquí que no me siento como un migrante, yo ya soy mexicano”, sostuvo.