CARREREANDO LA CHULETA
Por Ronay González
YAMIL Y EL DESTINO
Es un hombre disciplinado en todos los aspectos de su vida, lo digo con conocimiento de causa después de más de 25 años de conocerlo. Además, siempre admiré que así como pone atención a los elogios, lo hace con la crítica, por lo que no se marea en los ladrillos y no se sorprende tan fácilmente. Yamil Melgar ha procurado mantenerse cercano a la gente desde las distintas áreas en donde ha sido funcionario público; siempre atento y por los resultados que ha dado, podemos decir que eficiente.
Obviamente no es monedita de oro y hay a quien nomás no le cae, y es válido, es normal, pero son los menos, porque así como lo vemos en las altas esferas con empresarios internacionales, igual nos lo encontramos en el mercado, en los tacos, y sin ningún empacho.
Hace poco me tomé un par de cervezas con él y una de las preguntas obvias fue por la presidencia municipal de Tapachula. Nos reímos.
—Eso lo sabes tú –me dijo muy claro y seguro–, eso lo sabe la gente que me conoce y a los que estoy terminando de convencer, pero Soy una persona respetuosa de las instancias y de la ley, lo que sí te puedo decir es que he procurado mantenerme preparado para estar a la altura del encargo cuando se dé.
—Y se va a dar –atajé–.
—Estoy preparado –me repitió con una serenidad envidiable.
Tiene estudios que avalan que no va a llegar a aprender; capacidad para administrar, una muy buena edad, salud, amistades, aceptación social, por lo que ya sólo es cuestión de que espere su llamado con el destino para que el Yamil Melgar que todos conocemos sea presidente municipal de Tapachula.
No le gusta andarse escondiendo, luce con orgullo y alegría a su familia en su vida cotidiana, de hecho creo que es el único que lo hace de todos los inscritos. Le gusta practicar deportes con su esposa, Beba Pedrero (un apodo que todos sus amigos conocen); con sus hijas que siempre lo acompañan, las gemelas María Emiliay María Paula, así como Luciana María. Le gusta llevarlas a la escuela, luego irse a correr a Los Cerritos o en Caña Hueca, según ande su agenda. Es una familia que se quiere, y se nota.
Pero no sólo es su familia quien lo quiere, la gente siempre se lo demuestra, de hecho en muy poco tiempo logró llevar a cabo una maratónica cantidad de reuniones con líderes en distintas colonias, con los vecinos, en grupos desde 10 hasta 30 invitados; seis veces por semana desde hace dos años, reuniones con sectores empresariales y productivos, claro sin dejar a un lado sus actividades legislativas en la junta de coordinación política.
Yamil no está solo, son miles de personas las que lo apoyan; hoy más que nunca está en el ánimo de la gente ¡Y ya falta poco!
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