• El servicio se ofrece en los CAPASITS de Tuxtla Gutiérrez y Tapachula
• Esta prueba debe hacerse una vez al año, por lo menos
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 22 de julio de 2021.- La Secretaría de Salud del Estado, a través de los Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención al Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS), ofrece el servicio de detección del VIH, sífilis y hepatitis C, mediante pruebas rápidas que son gratuitas y se realizan de manera confidencial.
En la entidad existen dos CAPASITS, uno en la capital chiapaneca y otro en la ciudad de Tapachula, donde además de la detección de infecciones de transmisión sexual, también se brinda atención médica, psicológica, nutricional y odontológica, y se otorga el tratamiento adecuado, de manera que se oferta un servicio integral a los pacientes.
Tan sólo en el CAPASITS de Tuxtla Gutiérrez hay alrededor de 2 mil 100 pacientes en tratamiento. Por rango de edad, las infecciones de transmisión sexual se presentan con mayor incidencia en personas de 20 a 45 años, aunque se observa un aumento en el grupo de 15 a 20 años, siendo el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) el más frecuente, seguido de la sífilis. La mayoría de los casos se registra en hombres.
La prueba rápida para la detección de infecciones de transmisión sexual debe hacerse una vez al año, por lo menos. En el caso de las personas que consideren se encuentran en riesgo, por haber tenido sexo sin protección o cambiar de pareja de forma frecuente, se recomienda que sea cada seis meses.
Se estima que una persona con VIH que desconoce tener la enfermedad, puede llegar a infectar hasta cinco personas mientras está asintomática, y esas cinco personas pueden llegar a contagiar a más; de ahí la importancia de realizarse la prueba, aunque no haya síntomas.
Cuando el resultado de una prueba es positivo, se hace otra más confirmatoria y posteriormente un estudio de CD4 y carga viral para determinar la cantidad de virus y defensas que tiene el cuerpo. Con esta información, el paciente pasa al área de atención médica a fin de definir el tratamiento a seguir (incluyendo los medicamentos), así como a los servicios de nutrición, odontología y psicología.
Entre más rápido se detecte la presencia de una infección de transmisión sexual, funcionará mejor el tratamiento y se reducen ampliamente las posibilidades de que haya complicaciones que pongan en riesgo la vida. Caso contrario, si por miedo al rechazo o la discriminación, se deja pasar el tiempo, la infección avanza, llegando a recibir la atención en un estado de desgaste muy avanzado, siendo más difícil la sobrevivencia.