Es el tema —o a la crisis— que une hoy más que nunca a México, Centroamérica, El Caribe y el norte sudamericano: la migración. Este domingo, once mandatarios latinoamericanos se darán cita en la zona arqueológica de Palenque, ubicada en el estado mexicano de Chiapas, frontera con Guatemala, para abordar los múltiples desafíos e intentar plasmar soluciones cooperativas en materia migratoria en la región. Al menos esa es la intención.
Promovida por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, parece que la cumbre contará con una lista de asistentes bien nutrida, efecto de la popularidad del mandatario azteca, mientras su nación encara las próximas elecciones de 2024 para buscar un sustituto a un cargo que le ha dado muy buena fama.
De acuerdo con la última confirmación del gobierno mexicano, al a cumbre asistirán los mandatarios de Ecuador, Colombia, El Salvador, Honduras, Belice, Guatemala, Venezuela, Haití, Cuba, Costa Rica y Panamá.
Y todos, además del problema migratoria, llevan consigo el peso de gobiernos que atraviesan duras crisis sociales y políticas; un síntoma común de la región latinoamericana en los últimos años.
Guillermo Lasso (Ecuador) llega tras sobrevivir una ‘Muerte cruzada’ política que ha permitido la victoria de otro candidato de derechas —Daniel Noboa— para terminar con el mandato impopular de Lasso, que debió haber permanecido en el poder hasta 2025.
Mientras tanto, El Salvador y Panamá llegan en las vísperas de dos campañas presidenciales que en el primer trimestre de 2024 definirán el futuro de ambos países; Nayib Bukele busca una criticada reelección en el pulgar centroamericano mientras Panamá pareciera apostar por Ricardo Martinelli, un perfil que se parece cada vez más a una especie de Donald Trump tropical. Nicolás Maduro y Gustavo Petro, de Venezuela y Colombia, también llegarán con un desgaste fuerte. Dos gobiernos de izquierda con muchos detractores y cuyos niveles de migración han escalado a cifras históricas que los convierten en los protagonistas sudamericanos de esta cumbre.
Pero Guatemala es, quizás, el país que llega con más embrollos. Además de la fuerte crisis migratoria que en agosto se registró un récord de migrantes guatemaltecos que cruzaron la frontera estadounidense, 38,112, según datos de la Oficina de Migración estadounidense (CBP, por su siglas en inglés), la situación política ha provocado un estallido social. Las elecciones del pasado mes de agosto provocaron un cambio ideológico en el país, que tradicionalmente votaba a candidatos populistas conservadores. Bernardo Arévalo, progresista y académico, resultó electo en un proceso turbulento que, debido a una transición de mando muy accidentada, mantiene al país polarizado en el que se cumplen 20 días de manifestaciones pacíficas y bloqueos viales en todo el territorio, para exigir el respeto a los resultados del proceso electoral ante la amenaza de una fiscalía que, según los protestantes, intenta por las vías judiciales truncar la victoria de Arévalo. La Organización de Estados Americanos (OEA) ha aterrizado en el país para mediar la situación, cada vez más crítica.
En cifras
De acuerdo con estadísticas del gobierno mexicano, la cantidad de migrantes que atraviesan por el estrecho del Darién (frontera entre Panamá y Colombia) asciende a más de 1.200 personas al día, a quienes se suman cerca de 4.400 centroamericanos y caribeños que cruzan juntos la frontera sur de México, por Guatemala y Belice. Esto provoca que a la frontera estadounidense llegue un promedio de más de 6 mil personas al día.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) ha advertido que son mucho más: hasta 16 mil migrantes que llegan al día a las fronteras mexicanas. La CBP, por su parte, detalla que solo en agosto, 244.757 personas latinoamericanas (cuyo conteo incluye también a peruanos y brasileños) intentaron cruzar sus fronteras. Esto es un promedio de 8.158 migrantes al día.
Pero la crisis migratoria y el presidente mexicano también lograrán otro hito este 22 de octubre: reunir en una misma sala a once mandatarios de naciones tan distintas pero con problemas tan parecidos. En Palenque se reunirán viejos aliados y líderes que han cruzado señalamientos. Por ejemplo, el venezolano Maduro se encontrará con su colega cubano Miguel Díaz-Canel, mientras el colombiano Gustavo Petro estrechará manos con el panameño Laurentino Cortizo, con quien mantiene una relación tensa por la migración en el Tapón de Darién. Xiomara Castro, de Honduras y el guatemalteco Alejandro Giammattei también coincidirán, sobre todo cuando la mandataria hondureña se ha pronunciado en contra de las acciones que el gobierno guatemalteco ha emprendido contra el proceso electoral.
Sin embargo, el verdadero éxito de la cumbre se medirá en la propuesta común que los once países firmen, para poder presentarla en noviembre al presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Y es que muchos esfuerzos podrán realizarse, pero sin el apoyo estadounidense, difícilmente alcanzarán los resultados esperados. Al fin y al cabo, la ruta tiene muchas salidas pero el destino siempre es uno: el norte americano.