Para hacerle frente a la pandemia por el virus SARS-CoV-2, la enfermera Mónica Ardavín Martínez se unió hace un año al equipo de trabajo del área COVID-19 del Hospital General de Zona No. 1 (HGZ) “Nueva Frontera” en Tapachula, siendo un reto no solo laboral, sino también personal y familiar, ya que tuvo que dejar en casa a su hijo de cuatro años.
Pese a que la enfermera de 26 años siguió todas las medidas sanitarias, siempre el temor de enfermarse y contagiar a su familia estaba presente.
“Como mamá sentía temor de llevar el virus a casa. Si bien seguía el protocolo y contaba con el equipo necesario, sabía que estaba en riesgo. El IMSS ofreció apoyo para los trabajadores que estábamos en el área COVID para alojarnos en un hotel para no exponer a nuestras familias, pero no lo tomé porque mi hijo es un niño pequeño y tenía que estar con él”, mencionó la enfermera oriunda del municipio de Tapachula.
El tiempo que Mónica ha laborado en el HGZ No. 1, su madre, esposo y hermanos han sido pieza fundamental para poder continuar con su labor como enfermera, ya que le ayudan a cuidar a su pequeño hijo.
“Es complicado ser madre y trabajadora a la vez porque siempre vienes con el corazón roto, ya que dejas a tus hijos algo de tiempo para venir a trabajar, pero cuando regreso a casa, soy feliz al verlos. Mi esposo cuida a mi pequeño y además he tenido el apoyo de mi mamá y mis hermanos. Sin ellos realizarme profesionalmente no hubiera sido posible”.
Actualmente Mónica está a la espera de su segundo hijo, por lo que desde que se confirmó su embarazo, el IMSS en Chiapas la cambió de área y ahora labora en el servicio de Ginecología y Pediatría, para resguardar su salud y la de su bebé.
“Ahorita que estoy embarazada me ha apoyado mucho el IMSS, ahora estoy en áreas como Pediatría y Ginecología en donde comparto mi experiencia como madre. Estoy orgullosa de mi trabajo; soy familia IMSS, mi mamá y mis hermanos son familia IMSS y eso me da mucho orgullo”, dijo.