Calientes por poder

Por Carlos Moran


Previo a que se elijan candidatos para las próximas elecciones, hemos visto a hombres y mujeres perderse en los drenajes de la vergüenza. (No me gusta escribir de política ni de políticos, me dan flojera) Pero sigamos.

Sí, hombres y mujeres que hoy han decidido transformarse o, al menos, fingir ser unas personas buenas y blancas palomas. Es común verlos incluso ofreciendo diputaciones en nombre de algún político encumbrado o a nombre del dirigente de Morena, con la única finalidad de obtener seguidores, total, mentir es lo que identifica a un político.

Vemos a hombres haciendo campaña porque están seguros que en la próxima administración serán regidores, gente perversa que está visitando casa por casa y hablando en nombre de un secretario. Gente que de pechito se está mostrando quién es de verdad pero lamentable porque exponen la integridad de un futuro candidato.

Es gente que siempre ha ambicionado no servir al pueblo sino servirse de él, y eso es evidente; las palabras dulces en labios clandestinos, siempre han dado desconfianza. Recuerde que el amor, amar y ser amado, no se debe escribir se debe demostrar y en la casa se empieza.

Al candidato no tenemos que ponerlo de cabeza, con ver el rostro de la esposa, aunque también esté transformada por la ambición, es suficiente para saber qué calidad de ambicioso es. Recuerde que siempre las esposas creen esa promesa de que ellas serán reinas y al final terminan siendo desplazadas y sacrificadas. Pocas pueden contar su historia sin que hayan perdido la dignidad en el reino.

Y si la pretendiente a un puesto de elección es mujer, es mucho más fácil identificar de qué calidad de hembra se trata. A estas alturas nadie puede borrar con una sonrisa, tampoco invitándote una tacita de café, toda la maldad, soberbia y prepotencia con la que ha transitado toda la vida.

La gente no cambia, la que es malvada y perversa lo será hasta el último suspiro de vida y el hombre que se arrastra por un puesto perdiendo su dignidad, es capaz de perder todo e incluso entregar a su familia por salvarse él.

Es duro, pero los vemos en la calle prometiendo cargos, tergiversando que el gobernador le ha dado “línea”. En esta aldea todos sabemos quién es quién y de que pata cojea, como reza ese dicho popular. Así que dejemos que sigan creyendo que todos somos pendejos, menos ellos, que sigan creyendo…

Así que, aunque sea un auténtico zalamero o una perfecta prófuga del infierno, recibamos los regalos, les hagamos creer que nos han conquistado para no perder amistades pero elijamos con honestidad a la persona que dirija esta aldea en los años por venir.

No pierda de vista que los verdaderos hombres y mujeres que tienen credibilidad, y al pueblo lo tienen en la bolsa por su sencillez, humildad, carisma y aceptación, están siendo prudentes esperando el momento, o sea, no se están haciendo fuera de la bacinica y exponiéndose al escarnio social antes de tiempo.

Finalmente con esta pandemia y aunque tengamos mucha fe en Dios, no olvidemos que Dios está cuidando a sus hijos no a los hombres y mujeres traviesas que al final pueden irse en esta pandemia. Así que solo nos resta esperar el tiempo para saber cuántos quedaremos, porque esta pandemia aún no termina.

No olvidemos que solo tienen temperatura, son hombres y mujeres calientes por el deseo de poder, una temperatura que no se alivia en el lecho sino en la calle, entre el pueblo; aunque el furor uterino dure muchas años y la satiriasis en ellos también, es muy pronto para comenzar.

Soy Carlos Morán y te deseo ¡Feliz martes!