Los obispos de Chiapas les saludamos con el amor de Cristo Buen Pastor, unidos especialmente a nuestros hermanos que están sufriendo la violencia e inseguridad; sobre todo la incertidumbre de haber tenido que dejar sus hogares y que ahora se encuentran en condición de desplazados, de las parroquias de y comunidades de Pantelhó, Chenalhó y de otras partes del Estado de Chiapas.
Como pastores nos sentimos profundamente adoloridos e interpelados ¿Qué está pasando? ¿Por qué el azote de tanta violencia, especialmente a tantos hermanos hombres, mujeres y niños? ¿Quiénes pueden hacer algo para remediar esta situación?
Convencidos, les compartimos nuestra confianza en Dios: Cuando nos ha dicho que ha venido a traer fuego y cuánto desea que esté ardiendo (cf Lc 12, 49). No es el fuego de la violencia sino el fuego capaz de transformar y purificar, es el fuego del Espíritu de Dios. En este fuego de amor y esperanza les queremos decir:
A los hermanos desplazados: Compartimos su dolor y les recordamos que no están solos. Cristo nos dijo: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Cf Mt 28, 20).
Se ha hecho presente también en la ayuda diligente y generosa de tantos hermanos. Sin embargo, esta situación nos preocupa y nos ocupa; por ello queremos ser cercanos a ustedes, por medio de nuestras Cáritas diocesanas y estamos procurando que puedan tener lo necesario para afrontar esta situación de emergencia en sus alimentos, salud y cobijo.
A todos los hermanos: Les agradecemos su ayuda, así como a las agrupaciones religiosas y civiles que han dado albergue temporal y compartido lo básico para sobrellevar la emergencia. Lamentablemente, la situación aún continuará por eso les seguimos invitando que desde la pobreza sigamos compartiendo con los más necesitados, pese a que la pandemia aún sigue haciendo estragos.
No tenemos un número exacto de desplazados, pero consideramos que hasta ahora se han rebasado los tres mil. Pedimos que quienes tienen conocimiento de hermanos en esta situación puedan comunicarlo a las parroquias para poder atenderles en su inmediata necesidad.
A las autoridades de gobierno en todos sus niveles: Notamos una creciente inseguridad, pobreza y violencia. Esta situación se ha vuelto caldo de cultivo para que fuerzas alternas al gobierno se disputen territorios y están causando el terror y desplazamiento de comunidades.
Reafirmamos que nuestra labor es aliviar el sufrimiento de los desplazados. Pero urgimos a ustedes, las autoridades, que pongan una solución de raíz.
Los obispos de Chiapas les saludamos con el amor de Cristo Buen Pastor, unidos especialmente a nuestros hermanos que están sufriendo la violencia e inseguridad; sobre todo la incertidumbre de haber tenido que dejar sus hogares y que ahora se encuentran en condición de desplazados, de las parroquias de y comunidades de Pantelhó, Chenalhó y de otras partes del Estado de Chiapas.
Como pastores nos sentimos profundamente adoloridos e interpelados ¿Qué está pasando? ¿Por qué el azote de tanta violencia, especialmente a tantos hermanos hombres, mujeres y niños? ¿Quiénes pueden hacer algo para remediar esta situación?
Convencidos, les compartimos nuestra confianza en Dios: Cuando nos ha dicho que ha venido a traer fuego y cuánto desea que esté ardiendo (cf Lc 12, 49). No es el fuego de la violencia sino el fuego capaz de transformar y purificar, es el fuego del Espíritu de Dios. En este fuego de amor y esperanza les queremos decir:
A los hermanos desplazados: Compartimos su dolor y les recordamos que no están solos. Cristo nos dijo: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Cf Mt 28, 20). Se ha hecho presente también en la ayuda diligente y generosa de tantos hermanos.
Sin embargo, esta situación nos preocupa y nos ocupa; por ello queremos ser cercanos a ustedes, por medio de nuestras Cáritas diocesanas y estamos procurando que puedan tener lo necesario para afrontar esta situación de emergencia en sus alimentos, salud y cobijo.
A todos los hermanos: Les agradecemos su ayuda, así como a las agrupaciones religiosas y civiles que han dado albergue temporal y compartido lo básico para sobrellevar la emergencia. Lamentablemente, la situación aún continuará por eso les seguimos invitando que desde la pobreza sigamos compartiendo con los más necesitados, pese a que la pandemia aún sigue haciendo estragos.
No tenemos un número exacto de desplazados, pero consideramos que hasta ahora se han rebasado los tres mil. Pedimos que quienes tienen conocimiento de hermanos en esta situación puedan comunicarlo a las parroquias para poder atenderles en su inmediata necesidad.
A las autoridades de gobierno en todos sus niveles: Notamos una creciente inseguridad, pobreza y violencia. Esta situación se ha vuelto caldo de cultivo para que fuerzas alternas al gobierno se disputen territorios y están causando el terror y desplazamiento de comunidades.
Reafirmamos que nuestra labor es aliviar el sufrimiento de los desplazados. Pero urgimos a ustedes, las autoridades, que pongan una solución de raíz.
A la ciudadanía en general: Nos preocupa la información tergiversada de algunas personas y medios de comunicación que solo generan más violencia. Estamos convencidos que solo la verdad implantará la justicia y el respeto a la identidad de las comunidades.
Pedimos, como obispos, no perdamos la paz, pero no seamos indiferentes, recordemos que serán llamados hijos de Dios los que trabajan por la paz (Cfr. Mt 5)
Imploramos de Dios, su abundante bendición, y desde nuestro ministerio, pedimos a todos unirnos en la oración por la paz. Que nuestra Señora de Guadalupe, quien nos ha prometido su regazo, nos proteja en su maternal presencia e intercesión.